Encajar: por definición, meter en cajas

«Meter una cosa dentro de otra de modo que quede ajustada. Aceptar una situación molesta o desagradable de determinada manera»

Primero, aprendemos a portarnos bien y eso nos satisface… luego mal. Después peor y más tarde, otra vez bien. Con alguna variación de ritmos, la vida parece ser una sucesión de movimientos oscilantes entre polos más o menos alejados, según la época, que nos lleva a esculpirnos, a conocernos. Primero, queremos encajar con lo que dicen nuestros referentes y modelos: los padres. Después son los amigos, los que marcan lo que encaja y lo que no. Eso a veces puede ser «portarse bien» y a veces «mal». Los medios, las redes sociales, las marcas, los  #influencers y otros animales forman ese Ejército Urbano que también quiere alienarnos. Perdón, influenciarnos.

Una mañana, frente al espejo, sin saber porqué, nos arrancamos la piel por desencajar, por buscar formas más propias, más cerca de esa idea abstracta de «ser uno mismo». Al final del día, eso no es más que otra forma de buscar encajar…

Cuando parece que todo descarrila, una señal de la vida te devuelve de golpe a las vías: ¡señoras y señores, llega la vida adulta! según los psicólogos, esa puerta se entreabre alrededor de los 25 -espera, que me muero de la risa un rato…-. Y empieza una especie de contrarreloj absurda para alcanzar no se sabe bien qué narices, que nos han contado. Ah! sí, un buen trabajo, mejor que el anterior… una hipoteca que hipoteque la mayor parte de tus días y tus noches… y una familia que encaje con esa idea de familia de los anuncios de magarina.

Vale, ya encajas. ¡Felicidades persona anónima! Ya eres miembro numerario de esta Sociedad con mayúscula! Ya eres parte de ese todo homogéneo que ha dejado de ser la suma de sus individuos para ser eso: una masa amorfa! Ya puedes ser etiquetado en todas y cada una de tus facetas. La mala noticia es que algunas cajas, las escoges tú, otras te escogen a ti. Y de nuevo el concepto encajar: por definición, meter en cajas.

Se me ocurre una pregunta: con lo que no cabe ¿qué hacemos? ¿lo dejamos fuera? ¿Lo amputamos? Me refiero a nuestra autenticidad, nuestros miedos y el sufrimiento que nos hace crecer, las inquietudes, libertades y horizontes. ¿Tú qué harías con todo eso que no encaja? ¿Cuántas veces habré aguantado una situación que me desagradaba por encajar, por sentirme aceptada, por no salirme de mi línea de puntos…? ¿cuántas veces habré caminado sobre las brasas del respeto a mí misma, quemándome los pies? Bla bla bla, ¿para qué? todo ello no me ha llevado a un lugar importante: dejar de ser yo misma y comportarme como alguien que no soy, por miedo a no encajar a no ser lo que se esperaba de mí.

De pronto, encajar, se me antoja demasiado cerca de limitar

Pasa la vida y la mayoría de nosotros seguimos insistiendo en encajar en alguna caja o en la contraria! -aunque muchos se abanderan pasotas o incluso libres…-.

Me digo a mí misma ¿qué tal si dejamos de intentar encajar a costa de nosotros mismos? ¡Y que quepa lo que quepa! y lo que sobre, pues eso… que se desparrame! como los besos…

Porque la magia de un abrazo puede conseguir que esas piezas desencajadas encuentren su encaje. Porque encajar no significa necesariamente que pertenezcas a ese lugar. Porque quien no encaja en este mundo está más cerca de encontrarse a sí mismo, H Hesse. 

 

¡Gracias! a todas mis equivocaciones, también las que ya he cometido <3