Aprender juntos, padres e hijos, en tiempo del «todo el mundo lo sabe todo»

En la era digital, el mundo de las redes sociales supone una ventana al mundo, pero también plantea desafíos significativos para la salud mental. Y no solo los adolescentes, caen en las redes de la red, adultos completamente formados, son víctimas de situaciones que pueden amenazar el bienestar emocional y la salud mental, en este medio.

Ser un camello en el desierto es como ser un estoico en la era digital

Al igual que el camello lleva integrada su propia reserva de agua y se adapta a las condiciones adversas del desierto, el estoico cultiva su propia fortaleza interior para enfrentar los desafíos del mundo digital. En este entorno saturado de información y distracciones, es crucial mantenernos libres, no dependientes. El uso de las redes sociales es  una herramienta a nuestro servicio,, en lugar de generar una dependencia que limite nuestra libertad y bienestar y la imagen que tenemos de nosotras mismas.

Hoy te cuento  cómo aprender mútuamente, padres e hijos, en este tiempo en que «todo el mundo lo sabe todo.»

Como Coach considero crucial abordar este tema desde una perspectiva proactiva consciente. Aquí te presento una guía para ayudar a comprender y apoyar la salud mental en el mundo digital, especialmente los más jóvenes:

Autoconocimiento y conciencia digital

Enseñar a nuestros jóvenes a adoptar hábitos saludables como alimentación consciente, ejercicio saludable entre otras, incluye, por supuesto, el uso consciente de las redes sociales. Enseñarles a reconocer sus propias emociones ante situaciones nuevas y poner límites online puede ser fundamental. Fomentar el autoconocimiento ayuda a identificar signos de estrés, ansiedad o incomodidad también al interactuar en las redes y a no depender de los likes o la aprobación de la comunidad o seguidores.

Detección de problemas

Padres y adolescentes debemos estar alerta a los signos de problemas como el ciber acoso, un posible abuso , mal uso o incluso adicción a las redes sociales y el consumo excesivo de contenido inapropiado, como el porno. El peligro radica en que, en etapas de formación de valores, nutrirse de contenidos erróneos, puede contribuir a formar un «mapa equivocado», por ejemplo, identificando el porno con el sexo. Si observamos cambios en el comportamiento, el estado de ánimo o el rendimiento escolar pueden ser indicadores de dificultades promovidas por las redes.

Comunicación abierta y sin juicio

Fomentar un entorno de comunicación abierto y empático es esencial. Que los hijos sientan un apoyo no condicionado al juicio, puede ser clave para su bienestar emocional y mental, en estas etapas tan determinantes. Los padres debemos crear un espacio seguro donde los adolescentes se sientan cómodos compartiendo sus experiencias  y expresando preocupaciones sin temor a ser juzgados. Incluso en los errores.

Poner límites saludables:

Enseñar a tomar conciencia de un uso adecuado, tanto en calidad como en cantidad,  en los primeros años, evitará tener que optar por medidas restrictivas años después. Y por supuesto, igual que les transmitimos cómo mostrarse en público en la vida offline, en las calles, es exactamente igual que la privacidad online la integren con criterios coherentes, establecidos por cada familia, por supuesto.

Educar es proporcionar recursos

Proporcionar información y recursos de forma continua sobre el uso seguro y responsable de las redes sociales puede ser fundamental. Los padres y los adolescentes debemos familiarizarse con las herramientas de privacidad, los mecanismos de denuncia y los recursos de apoyo disponibles en caso de enfrentar situaciones problemáticas en línea.

Abordar temas de bienestar emocional y salud mental en tiempos de redes sociales requiere un enfoque holístico que combine la conciencia digital, la comunicación abierta y el establecimiento de límites saludables.

Conversar más allá de las generaciones, es, de nuevo la clave, colaborar juntos, padres e hijos, explorar qué podemos aprender unos de otros, y llevarlo a la acción.

Y te invito a esta reflexión: ¿Has pensado todo lo que tú puedes aprender de tus hijos?

Por cierto, el camello de la foto se llama Romeo y, como todos los de su especie, es capaz de recorrer más de cien kilómetros por el desierto sin comer ni beber. Un ejemplo de estoico del desierto.

Gracias por pasarte x aquí! <3