Un Dios en cada instante, cada vez que respiras

Sí, a menudo nos dejamos llevar por el torbellino de la agenda, los objetivos y compromisos y al final,  todo eso son «distracciones». Distracciones de la presencia. De la conciencia.

Vivimos con el foco en el futuro, el éxito profesional, en encontrar la relación de pareja anhelada o tener una vida social súper wow. Y eso está súper bien, solo que a veces, grado a grado, nos va desviando del rumbo natural dela vida, y nos olvidamos de las pequeñas cosas que hacen que esta experiencia vital sea maravillosa.

Hace muchos años descubrí que existe un Dios de las pequeñas cosas, algo divino que habita en cada momento, en cada instante de conciencia y en cada detalle, aparentemente insignificante. Es darse cuenta del olor de las flores mientras hablas por teléfono en la ciudad, sonreír a un desconocido en la calle y en el susurro del viento en la tarde moviendo mi melena…

Tomar conciencia de lo sagrado de estos momentos de inadvertida trivialidad, es una forma de tomar tierra, de sanar el alma y redescubrir la magia que es la vida.

¿Qué es lo que realmente importa al final del día? La respuesta es sencilla: la vida es un tejido, a veces suave, a veces rugoso, urdido con infinitos hilos de presencia y conciencia. No es solo la acumulación de logros o posesiones, sino saber parar y disfrutar  de cada pequeña vivencia. Presencia, recuerda.

El sabor de una galleta de canela, la luz dorada de un atardecer, el reflejo de ti misma en un escaparate, las nubes infinitas y eternas, o un mensaje preguntando  cómo estás, son los verdaderos regalos que nos brinda la vida, momentos por si mismo valiosos, sin más, y que a menudo pasan sin que nos demos cuenta. Y cuando tomamos conciencia de ello, descubrimos una fuente infinita de gratitud y plenitud.

Hoy la invitación es permitirse conectar con  día el Dios de las pequeñas cosas: observa, escucha, huele y siente el mundo que te rodea, aquí y ahora, en la ciudad o en el aeropuerto, en el trabajo o en el campo.

A medida que lo practiques, verás que la vida está llena de instantes sagrados, significativos…

 

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