14 Nov Sobre la Frustración, en la Era de la Satisfación
De nuevo la velocidad, vivimos en la búsqueda constante de satisfacción instantánea, nos distanciamos del valioso aprendizaje que mora en la frustración. En nuestra cultura actual, hemos sido «educados» para evitar la frustración y buscar soluciones rápidas, lo cual puede ser un enfoque poco sostenible ante la complejidad de la vida hoy día.
Desde la infancia, nos enseñan a evitar la incomodidad de la frustración y a buscar gratificación inmediata. Sin embargo, la frustración es un aspecto inevitable de la existencia humana y, trayendo a Seneca,
La vida es como un río, y las adversidades son las rocas en su curso. No podemos evitarlas, pero podemos aprender a sortearlas con gracia.
La educación enfocada en los halagos de padres y entorno, real y virtual, un insaciable apetito de satisfacción instantánea, puede dejarnos desarmados cuando nos enfrentamos a desafíos significativos, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, en la vida de pareja o respecto la salud.
¿Qué tal si, en lugar de evitar la frustración, aprendemos a abrazarla como una oportunidad para el crecimiento? «La felicidad y la libertad comienzan con una clara comprensión de una cosa: algunas cosas están bajo nuestro control, y otras no», es una reflexión que se le atribuye a Marco Aurelio. Y se me ocurre que , dado el imparable grado de incertidumbre de la vida cotidiana, ojalá hoy día tuviéramos en cuenta este tipo de conceptos para preparar personas para ser adultos autosuficientes en todos los aspectos, también en lo emocional y psicológico, si no, es más probable que caigan devastados emocionalmente ante cualquier situación no satisfactoria.
La práctica del mindfulness propone una herramienta interesante para enfrentarse a la frustración con aceptación y amor. Al cultivar una mente resiliente, aprendemos a navegar por las aguas turbulentas de la vida con calma y sabiduría.