¿Quién se atreve a ”aburrirse” un poco?

En mi casa estaba prohibido aburrirse. Tal cual. Teníamos juguetes, juegos, espacios y tiempo. No había excusa para un «mamá, me aburro…», rápidamente me ofrecian libros, ordenar mi armario, recoger las hojas del jardín, lavar el coche o estudiar. ¡estudiaaaar! ¿Estudiar como opción al aburrimiento? ¿De dónde habrá salido esa idea? Cuando yo era más pequeña, existía un enorme vacío entre «hacer cosas» y «aburrirse».

Ese universo paralelo donde el espacio-tiempo son tan vacíos y tan llenos a la vez, donde divagar era mi deporte favorito e imaginar, mi merienda preferida… Eternos veranos de más de cien tardes, digestiones de ciento veinte eternos minutos, antes de poder correr hasta la piscina. Ese tiempo durante el que podíamos hacer cualquier cosa excepto ver la tele. Y aburrirnos, claro. Tener tiempo libre en exceso, no hacer nada y vaguear, estaban demasiado cerca. Hubo un tiempo en que las vacaciones servian para relajarse descansar y recuperar energia. Hoy dia, la presión por vivir una vida plena y alcanzr «felicidad» se atribuye más al «hacer» que al «Ser«, y claro, en ocasiones nos montamos unas vacaciones más estresantes que nuestra propia agenda habitual.

El verbo aburrirse , segun Maturana, es la ausencia o vacio de lo que nos «ab-horrere», aquello que nos causa horror, aquello que nos pone los pelos de punta. Entonces ¿y si aburrise tuviera beneficios? Más allá de la acepción negativa del aburrimiento, ¿y si ocasionalmente este tuviera beneficios? 

Regálate tiempo

Aburrirse implica que disponemos de nuestro bien más preciado, el tiempo y no hay mejor formar de aprovecharlo que dedicándonos estos momentos a nosotros mismos. Por ejemplo, «hacer nada« tras una estresante y pesada jornada laboral o un día ajetreado es la mejor opción para librarmos del agotamiento y el cansancio mental que experimentamos. Porque aunque es necesario tener responsabilidad y cosas que hacer, aburrirse es fundamental para «conectar«. Conectar con uno mismo, con lo que realmente siente, desea y quiere.

Ahora bien, esto no implica perder el tiempo. Estos momentos podemos aprovecharlos para salir, leer ese libro que tanto queríamos o hacer aquello que cuando estábamos ocupados no podíamos hacer… En definitiva, hacer del aburrimiento algo deseable, algo productivo aunque solo sea para sentir, pensar y divagar. Además, tras estos períodos descubriremos como nuestro cuerpo nos pedirá actividad y dinamismo y seremos capaces de responder con una energía renovada.

¿Y si lo llamamos «espacio para conocerse»?

Que el aburrimiento sea negativo o positivo solo depende del sentido que le demos. Puede ser un espacio vacío sin sentido o puede ser un espacio de descanso y exploración personal que nos permita sentir, sentirnos, reflexionar e incluso tomar decisiones con las mejores vistas: la calma. El aburrimiento es una oportunidad para conocernos mejor que nos ayuda a organizarnos y a ver las cosas más claras. Un buen momento para ver cómo va nuestra vida, qué nuevas expectativas tenemos y qué queremos hacer… un paseo por el campo, por la ciudad, o un sofá pueden ocnvertirse en todo lo que necesitas para una sesión de aburrimiento a medida.

Anima al cambio

Cuando nos aburrimos quizás nos preguntemos por qué nos encontramos así, para obtener una respuesta podemos pensar qué debemos cambiar para que la situación sea de otra manera. Es decir, podemos aprovechar esos ratos aburridos para reflexionar sobre alternativas a este estado. Porque aunque hemos dicho que el aburrimiento ocasional tiene sus beneficios, no ocurre lo mismo cuando se prolonga en el tiempo.

El aburrimiento es bueno ocasionalmente, no a diario

El aburrimiento prolongado nos lleva a una situación de malestar e inactividad que puede desembocar en problemas más complejos como el aislamiento social o una depresión mayor. Por lo que es bueno aburrirse puntualmente pero no que se convierta en nuestra rutina. No olvidemos que el estrés, las presiones y las obligaciones en su justa medida nos hacen sentirnos activos, animados y satisfechos.Por lo tanto cambiemos de la pasividad a la acción para seguir creciendo.

Permite soñar despierto

Cantar, comer entre horas, tumbarse hacia un lado y despues hacia el otro… en momentos de aburrimiento, nuestra mente se permite perderse entre pensamientos, sueños, deseos así y construir el boceto de nuestras metas y sueños. Cuando estamos sentados «haciendo nada«, es más probable que nos visualicemos en un futuro haciendo aquello que deseamos. El aburrimiento dispara nuestra creatividad y potencia nuestra motivación para explorar nuevas posibilidades.

«Soñar despierto es cultivar la creatividad oculta de nuestro olvidado niño anterior»Gonzalo Tamayo-

Es un «todos ganan», aburrirse es beneficioso también para nuestro cerebro

Cuando nos aburrimos bostezamos, aunque también lo hacemos cuando tenemos sueño o hambre. Bostezar es muy positivo, aunque socialmente esté no está bien visto. De acuerdo con varios especialistas, permite que nuestro cerebro se oxigene, lo cual permite la entrada de aire fresco, activando nuestro cerebro. Además, si tenemos en cuenta que el cerebro consume una gran cantidad de energía para mantener la conexión entre las neuronas, el bostezo le vendrá muy bien, un poco de oxigeno extra.

Previene el aburrimiento negativo

Como hemos visto los aburrimientos ocasionales son buenos y necesarios. Nos ayudan a reflexionar y encaminar nuestra vida. Por el contrario, el aburrimiento negativo o prolongado en el tiempo nos produce malestar y es capaz de atraparnos sin que nos demos cuenta. Por ello es importante prevenirlo ya que pueden conducirnos a una sensación de hastío y apatía de la que es difícil escapar.

«Una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de escaso valor«- Bertand Russell-

Solo una breve reflexion: en esta sociedad de la inmediatez, de la ansiedad y lo efimero ¿estamos transmitiendo a nuestros hijos el valor de la tenacidad, la paciencia, el resultado del esfuerzo, la espera de ver crecer una planta…?