
19 Abr Fíjate todo lo que está pasando hoy, mientras #YoMeQuedoEnCasa
Hoy es domingo. 19 de abril de 2020. Llueve en Barcelona, en de las calles más transitadas de la ciudad, cada gota es un poema. La ausencia de tráfico permite que el silencio se acentúe. Me siento cansada, está siendo una semana tensa, intensa, extensa.
Entro en Facebook y mi querido Nacho V. ha publicado los siguientes datos, que quiero publicar aquí, con una breve reflexion por mi parte, para recordar, cada año, que todo esto pasó… aunque nos pareciera una película, un sueño.
– Hay que llevar un certificado para salir. Mi abuela me contaba sobre esos permisos y la «cartilla de racionamiento» de la guerra civil del 36. Hoy soy consciente que, cuando me lo explicaba, yo la miraba pensando «wow, esto seguro que no volverá a pasar».
– Las escuelas llevan cerradas más de 5 semanas. Y los niños, en sus casas, creciendo a marchas forzadas para aceptar una situación como esta, en la que «no se puede salir a la calle». Y viviendo en su mundo interior, aprendiendo a generar lazos virtuales, con compañeras y compañeros de clase, con admiradores, profesores y familiares.
– Hay líneas en las tiendas para distanciar a las personas. Y mo me gusta. Nada.
– Las tiendas y empresas no esenciales están cerradas. Lo cual evidencia «lo que de verdad importa»
– Los parques y lugares de paseo no son accesibles para el público. Los parques de juegos exteriores para niños están cerrados. Paradójico, que el pulmón de las ciudades no pueda darnos ese oxígeno que necesitamos, por causa de un virus que afecta al pulmón de las personas. Igual se produciría la magia.
– Todas las competiciones deportivas se cancelaron. Los conciertos, festivales, eventos de entretenimiento se cancelaron. Y esa magia que provoca «la energía del grupo», es lo que mantiene a la humanidad unida, aunque sea por un momento.
– Las bodas, celebraciones familiares, reuniones de vacaciones se cancelaron. No, no, no se trata de renunciar, solo de posponer.
– Las iglesias están cerradas. No ha habido procesiones de Semana Santa. Esto me ha impresionado, mucho. La misa de Semana Santa del Papa Francisco, en el Vaticano, suelo mojado por la lluvia y ni-una-persona. Emocionante.
– No se puede salir con nadie fuera de casa. El mero gesto de tirar la basura, hace poco nadie quería hacer, hoy es un pequeño ritual, una escapada hasta la esquina, casi un sentimiento aventurero.
– Tenemos que alejarnos unos de otros a más de un metro. Algunas personas, al ponerse la mascarilla, se han puesto también una especie de «campo magnético de miedo».
– Escasez de máscaras y guantes en los hospitales. Bueno, y mascarillas a un precio cuatro veces superior al de hace unos días. Me provoca asco. Y muy pocas cosas lo consiguen. Unos lloran y otros venden pañuelos, es la historia de la Humanidad.
– No hay suficientes respiradores artificiales en comparación con los números de personas que lo necesitan. Haberlos haylos, solo que los presupeustos de salud parecen tener otras prioridades, antes que comprar respiradores en Alemania y Tirquia, como una iniciativa privada y solidaria, que he tenido la oportunidad de vivir de cerca.
– Los gobiernos cerraron las fronteras a todos los viajes no esenciales. El 95% de los aviones está en el suelo. Como mínimo es curioso que «cerrar fronteras» se haya llevado a cabo de forma escalonada en diferentes paises…. ¿los aviones solo son de ida en algunos paises? O la vuelta no tiene coronavirus? Otra cosa que no he comprendido.
– Se imponen multas para aquellos que quieran quebrantar estas reglas. Conozco un caso de una familia ha sido multada con 4.000€ por persona, por creerse más listos que los #YoMeQuedoEnCasa. Dato: 4 personas en el coche, 16.000€ «premeditacion alevosia y nocturnidad», frase que nunca pensé que llegaría a escribir, fíjate…
– Las carreteras están casi vacías. Y el planeta está respirando, gracias a esta pausa. Y se me ocurre que podria surgir un compromiso por parte de las personas y la industria de retener las emisiones haciendo las mismas cosas, de forma diferente.
Dentro de un año, y cada año aparecerá en mi sección de recuerdos de Facebook, y será un recordatorio anual que la vida es preciosa y que no hay que tomar nada por sentado y sentir suficiente gratitud hasta el año siguiente de estar allí donde estamos con la comodidad que tenemos.
Invitación: ser «humildemente agradecido» es el mejor auto-regalo que podemos hacernos, cada uno de nosotros.
Gracias. Gracias, gracias. Por tantas reflexiones que dificil,ente yo hubiera podido hacer. Por tantos momentos de intimidad compartidos en la distancia. Por tantos descubrimientos que están sucediendose cada día.