
07 Nov «¡No soy un superhéroe!» escuché a contraluz…
Hoy, 10 de la mañana. La silueta de una pareja en unas escaleras de un edificio moderno de Barcelona, un hermoso contraluz. La voz del hombre algo más elevadallama mi atención «¡No soy un superhéroe!». No se dicen nada más. Él no lleva capa, ni mascara ni nada característico de un superhéroe. Se van juntos caminando con sus diferencias a cuestas. Yo me quedo allí, pensando que éste no es tiempo para superhéroes.
Dejándome llevar por una visión fauvista, el uso provocativo del color me resulta apasionante en los trajes de nuestros héroes y superhéroes. Pero profundizando más allá de las tendencias de moda, empiezo a imaginar esos caballeros llegados como del siglo XVI -otro día hablamos de las damas, ¿vale?-.
Suelo decir que hay dos tipos de personas, las facilitadoras y las complicadoras, y mi querido Spiderman, es de las primeras. Un joven de mente científica con recién revelados poderes arácnidos, figura elegante y grácil, mmm…. me gusta Pete Parker, discretamente pero siempre leal y altruista, huye de conflictos y reconocimientos. Por eso y por que nos gusta escalar, es mi favorito, ‘til the end!
Baaatmaaan, tantas veces incomprendido, el gran solitario y #bff incondicional, de familia bien y buenos modales no desgastados, este superhéroe es un ejemplo de que el dinero puede utilizarse para hacer cosas interesantes, guiado siempre en sus gestas por su carácter triunfador y retador, sin perder la elegancia. Me gusta, Batman y cómo ha madurado! Y tengo claro qué ponerme para quedar con él...
¿Adivinas quién es el más chulito de la pandilla? Venga, es fácil: Iron Man Oh yeah! no le tengo especial simpatía, pero reconozco que, como personaje, tiene su qué. Ese porte elegante, impostado, prepotente y egocéntrico, narcisista sin pudor, con aires de grandeza… son el resultado de su gran talento y mente privilegiada, sin despreciar su físico atlético, aunque quizá ser el más adinerado de todos, también influye, en su personalidad egocéntrica siempre dispuesto a la provocación y fanfarrón. Ufff… qué pereza de héroe… no responderé a su whatsapp, aunque vea el double-check.
Si pienso en un superhéroe gracioso, llega Flasssh, el corredor escarlata. Este chico vale para todo, muy apañado para los recados, rápido y listo, ¡sí señor! Lleva con orgullo ese superpoder de la supervelocidad. Claro que me encantaría poder leer libros de una mirada y vivir la experiencia de sobrevolar una ciudad en nanosegundos, atravesar un muro sin despeinarme y aparecer en el lugar perfecto en cada momento, sin los nervios de hoy día, que parece que no llegamos a nada! Pensando en Flash, se me ocurre que quizá es el único que se adaptaría a los tiempos que vivimos, donde la velocidad es el combustible que mueve el mundo. Un tipo simpático, cooperativo, lo definen como el ayudador, me gusta esa palabra! Yo lo invitaría a yoga y meditación conmigo y con mi amiga Irene, que tanta velocidad, al final, nadie le entiende, chico…
El mítico, el clásico, el héroe por excelencia, Super-Superman! Un hombre vulnerable y tímido: Periodista en esencia, con principios y sin el morbo de la noticia por la noticia. Un personaje que se revela incomprendido, ciertamente temeroso y vulnerable. Pero de pronto, con un gesto que seguro ha alimentado más de una fantasía erótica de mujeres y hombres, se quita las gafas y se arranca la camisa en cualquier rincón de la ciudad… y aparece el ímpetu, esa mirada más allá del horizonte, y ¡a volar allá donde se alcanza lo imposible! Dicotomías de la vida para mi querido Clark, precisamente lo que le hace superhéroe, le hace súper vulnerable.
Todos tenemos nuestra criptonita…
Confieso que esta vez, se me ha ido la pinza gracias a Sacha Goldberger, mejor dicho, sus obras de superhéroes en el siglo XVI. Fascinantes, ¿no te parece?