
26 Feb Mastica, traga… traga mastica… ¡tijera y corte quirúrgico!
«Mastica, traga… traga , mastica…»
No soporto esta canción y mi mente ha decidido quedársela. Vale, a todos nos ha pasado con esta u otra canción, pero en este caso, me he dado cuenta de que mi aversión a esta canción es desproporcionada. Algo se esconde detrás de cosas inexplicables que, de repente, toman tanto poder sin aparente razón.
Haciendo uno de los ejercicios del «curso del personaje, desmontando el ego», concretamente una regresión a la infancia, me he «dado cuenta» que una de los mandatos que más sonaba en mi cabecita de niña era «mastica, traga, mastica, traga...» y cuando la canción de Shakira se ha viralizado, hasta puntos que es imposible no escucharla, resulta que llevo semanas que cada vez que me siento delante de un plato de comida, empieza a sonar en mi cabeza ese estribillo «mastica, traga…» como si conectaran un interruptor en mi cerebro. Locura máxima. Pues el momento que te das cuenta de eso , empieza la liberación del mismo bucle de pensamientos, canción, etc.
«Darse cuenta»
Ese famoso «darse cuenta» es la calve, y no olvidemos que nuestra mente es experta en liarnos, con mucha inteligencia, sutileza. Como diría mi abuela «no da puntada sin hilo», creando una trama y urdimbre de pensamientos, tejiendo uno dentro del otro, uno nuevo que explica y justifica el anterior… un lio tremendo de metapensamientos,. Pues esto sucede todo el rato, sin que nos demos cuenta.
Atención, que me ha costado poner en palabras: En el momento que te das cuenta de que te estás dando cuenta, ya no eres tú el que se está dando cuenta y esa desidentificación es el primer paso para salir de la trampa de los pensamientos en bucle que tanto nos atrapan. Es lo que llamamos «tomar conciencia» -no es un lio de palabras, vuelve a leer, please-.
Parece que la mente gamberra se lo pasa bomba metiéndonos y manteniéndonos ahí, atrapados en esos bucles absurdos; puede ser una canción que no soportas y te enfada cada vez que te descubres cantándola, o un pensamiento en bucle de esos que todos sabemos. Lo curioso es que damos credibilidad total a las historias que nos cuenta la mente, incluso viendo cómo nos atrapan cosas absurdas y fantasiosas como una canción. Pues lo mismo con los hilos de pensamiento: ¡pilla la tijera y corta! Corte quirúrgico, sin dar espacio a «es que» ni «peros», que la mente es muy lista, no tiene otra cosa que hacer y conoce todos los trucos.
Ya me he dado cuenta, y ahora qué?
Pues lo de siempre: MEDITACIÓN y actitud positiva. No hay atajos.
Es todo lo que quería compartir hoy. Gracias por pasarte por aquí. 😉