Des-cubriendo las razones que nos llevan a des-valorizarnos: una mirada Humanista

En nuestro viaje por la vida, algunas personas nos encontramos con el desafío de conectar con nuestro propio valor. Otras personas nacen con ese software nativo y se va actualizando automáticamente, sin saber bien cómo. Ojalá lo supiera! o no, ya que este viaje de auto-conocimiento me está resultado increíblemente enriquecedor y compartido co personas maravillosas que tal vez no hubiera encontrado. Así que gracias.

Pues sí, algunas personas nos volvemos nuestros críticos más implacables, dudamos de nuestras capacidades y nos sentimos insuficientes. Y con dice mi amiga Kume, «lo que tienes maravilloso, tus dones, les quitas valor y lo que tienes mejorable, lo haces grande y único! ¿Te sientes identificada? ¿Qué fuerte, verdad?

Y recuperando el pensamiento humanista, comparto aquí unas reflexiones sobre las razones más profundas detrás de este fenómeno para-normal y a explorar el potencial del trabajo de  auto-conocimiento -y  aceptación-.

El pasado, pisado

Las vivencias de infancia nos configuran en gran parte, lo veas o lo niegues, es así; y pueden tener un gran impacto en lo que llamamos  «auto-estima y confianza». No se trata de qué nos han dicho, las palabras y el tono, sino la interpretación que hace nuestra mente, aun  a medio cocer. Todos hemos sentido críticas de personas que no importan, personas que hemos otorgado una especie de «autoridad de lo que soy», padre, madre, personas influencies de nuestro entorno… y eso nos lleva hacia dentro en un viaje muy creativo cuyo destino es la des-valorización, el auto-juicio, la no-aceptación.

En ocasiones, llevamos a lo más profundo estas percepciones – solo las negativas, por supuesto- y las convirtamos en nuestra propia voz interna crítica. Una voz firme y sólida como el hormigón.

El pensamiento humanista nos insta a re-conocer y aceptar que las experiencias pasadas no definen nuestra valía y que tenemos la capacidad de trascenderlas.

El espejo más frío y líquido 

En una sociedad neuróticamente obsesionada con la comparación y el éxito frugal, es fácil caer en la comparación no-consciente. Lo peor no es compararse, es no darse cuenta de que lo estamos haciendo constantemente. Con personas de nuestro entorno, con lo que nos muestra el algoritmo en nuestras redes sociales, con la idea de lo que deberíamos ser, en un tsunami infinito de auto-destrucción.

La sensación de no estar a la altura de los estándares pre-establecidos acaba por dinamitar nuestra auto-confianza y hacernos sentir menos valiosos. Es un espejismo, te das cuenta? La invitación hoy es a recordarnos que todos y cada uno de nosotros somos únicos en la forma, a la vez somos uno en el fondo. En lugar de compararnos, sería mucho más efectivo enfocarnos en nuestro auto-conocimiento, verdad? en nuestro auto-conocimiento y celebrar nuestras fortalezas, nuestros pequeños logros, que no tiene que ser los mismo para todos. Y desde ahí, darse cuenta de qué tipo de personas estamos otorgando la autoridad: personas que te miren con amor, y en las que tú puedas verte mirado con amor. Lo voy a repetir: personas que te miren con amor, y en las que tú puedas verte mirado con amor.

De la auto-crítica a la auto-exigencia

La auto-crítica excesiva y la auto-exigencia se alían y terminan convirtiéndose en el gran motor de la des-valorización. Nos exigimos estándares absurdos. Estándares marcados por una pantalla líquida; nos castigamos por nuestros supuestos fallos.

Te invitamos comprometerte en lo siguiente: primero, darte cuenta de que estás haciendo eso y después, aplicar tu auto-compasión y aceptación in-condicional, sin condiciones. Y cuando tu mente te vuelva a llevar a la autocrítica, tú le das una colleja y la sacas de ahí. Tanto veces como haga falta. Verás que a cada intento, la resistencia es menor.

Re-conocernos im-perfectos nos acerca a la auto-aceptación y desde ahí a mirarnos como seres merecedores de amor, de auto-amor y  en ese momento, nos permitiremos abrazar nuestras im-perfecciones y aprender de ellas. Re si lien cia.

Des-conexión con la autenticidad: date cuenta

Cuando nos alejamos de lo que realmente somos, de nuestra verdadera esencia y tratamos de ajustarnos a las expectativas de una sociedad tirana y poco-humana, erosionamos nuestra auto-valoración.

Stop and go!

Este texto es una humilde invitación a darse cuenta. Parar y darse cuenta. Con eso, tal vez no cambias nada, tal vez no arreglas nada, pero te aseguro que es un primer paso que cambiará la forma en que te miras. Confía. Cada vez que te descubras en un pensamiento o acto de des-valorización, paréate y date cuenta.

A mi me sirve construir una frase de amor hacia mi misma, por ejemplo: «Vale, me doy cuenta que esta circunstancia me lleva al auto-juicio y -auto-crítica. Me paro aqui, me doy cuenta y acojo lo que siento y me doy ese amor que estoy necesitando»

Y recuerda que conectar con nuestra autenticidad nos conecta con quién somos realmente y , desde ese lugar, estaremos en disposición de empezar a establecer límites saludables.

Y otro «recuerda», la relación más genuina y amorosa que debes cultivar es contigo misma.

Gracias por pasarte por aquí. Si necesitas más, puedes escribirme. Gracias. Sandra

 

 Ah! por cierto, me gusta separar los prefijos, para darnos cuenta de lo que representan.