¿Qué pasa si no le sirvo?

¿Qué pasa si soy más feliz en lo sencillo que en lo complejo? En algún lugar, donde pasan pocas cosas… donde habita la calma. ¿Y si sencillamente me gusta una vida que muchos llamarían mediocre y deseo vivir en esa paz? El mundo es muy ruidoso, para mí. Todo empuja. Siempre más rápido. Siempre un poco más lejos… Una inercia a mis ojos sin sentido y sin necesidad. Pero ¿qué pasa si todo eso no está en mí? El esfuerzo por la excelencia como método, no me resuena. Además ¿la excelencia según quién…?

Probablemente nunca construya una escuela en África, ni dedique mi existencia los más necesitados, pero mis pequeños regalos diarios al mundo que me rodea, también son ese «granito de arena».

¿Dónde está el problema, si no necesito un negocio millonario, para alardear de ello y me aburre escuchar los éxitos ajenos? ¿Qué pasa si «mis libros» nunca son publicados? Yo ya viví la experiencia de sentirlos, de escribirlos… ¿Cuándo es el momento de retirarse de la carrera absurda contra el paso del tiempo? Yo me bajo, en un rato…

¿Qué pasa si no me arrepiento de «cosas que no hice»? Quién vendrá a señalarme con el dedo por no haber exprimido todos mis talentos? ¿Dónde está el problema, si aparco los objetivos materiales que podrían proporcionarme mis habilidades, y acepto mis apetencias, y también mis limitaciones? Y, qué sucede si, en lugar de hipotecarme por superarlas, hago crecer mis valías, a la antigua…?

Lo reconozco, siempre lo he sabido, pero ahora lo reconozco: necesito más calma en el alma que éxito y reconocimiento en el ego.

¿No le sirvo a esta sociedad?  Bueno… es una interesante conclusión sobre la que meditar…

Y todo esto llega tras volver a leer a Jiddu Krishnamurti y ver las fotos de mi valiente amiga Irene <3

«No es saludable estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma»  

 

Gracias…