Síndrome de «buena persona»: liberarse de la necesidad de complacer, es posible.

Cuando somos «buenas personas», ¿lo somos libremente o somos dependientes de la aprobación externa?

Esta pregunta puede ser esencial en un mundo donde la validación externa a menudo parece esencial para nuestro bienestar emocional. Muchas personas sienten una necesidad apremiante de complacer a los demás, y en ocasiones, esta entrega puede sentirse profunda y auténtica, pero no siempre es así. En algunos casos, este patrón de comportamiento se origina en la búsqueda constante de validación externa.

Las palabras de agradecimiento o las disculpas constantes, incluso cuando no somos responsables, son indicios claros de esta urgencia por agradar. El conflicto se evita a toda costa, y nuestras opiniones pueden ser moldeadas para evitar confrontaciones o para encajar y obtener validación y refuerzo externo. En este proceso de complacer a los demás, a menudo renunciamos a nuestras propias necesidades y preferencias, lo que puede llevar a una sensación de vacío y agotamiento emocional.

Pero, ¿qué perdemos realmente al seguir este camino? ¿Te resulta familiar la sensación de necesitar satisfacer a todos, incluso a expensas de tus deseos y necesidades personales? En una sociedad donde a menudo se valora más la validación externa que la autenticidad, es crucial reflexionar sobre estos patrones de comportamiento. Observa , por ejemplo, si te das cuenta que esto te sucede, en todas las áreas de tu vida o tal vez en el ámbito profesional, en la pareja, en las amistades… tal vez te sucede con un tipo de personas o entorno o en determinadas circunstancias concretas.

Algunos filósofos orientales nos invitan a mirar hacia nuestro interior en busca de respuestas. Nos enseñan que la verdadera paz y la satisfacción provienen de conocer nuestras necesidades y deseos auténticos, y no de complacer a los demás constantemente. Los estoicos nos recuerdan la importancia de mantener nuestra integridad incluso en medio de las expectativas sociales: no tiene que ser necesario poner limites, solo mantenerte en tu lugar.

El trabajo de autoconocimiento es clave para liberarnos de la necesidad constante de agradar a los demás. A medida que exploramos nuestras propias motivaciones y valores, podemos aprender a ser «una misma» sobre todo en situaciones no escogidas, no se trata de «decir no», sencillamente de darte cuenta de que en este momento también puedes ser tú misma. Es capital darse cuenta y dejar de disculparnos constantemente por ser quienes somos, por sentir lo que estamos sintiendo, y además, no sentirnos culpables por ello.

La autenticidad y la confianza en una misma son los cimientos de relaciones saludables y un mayor bienestar interior. Al conocernos mejor, podemos encontrar el equilibrio entre cuidar de los demás y cuidar de nosotros mismos, logrando así una verdadera libertad emocional y una mayor calidad de vida, en todas las áreas.

Y recuerda, liberarse de la necesidad de complacer, es posible.

 

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